sábado, abril 05, 2008

Berlín y mis visitas

Parece que he estado cabreada media vida, y en realidad se me pasó en algo menos de dos semanas, tienes razón Álv, que eso es dejar a la gente con mal sabor de boca, si no vas a escribir en una temporada (aunque no sea a propósito), es ser un maleducado, o cómo dice mi madre, un mal aprendido, que menos que el primer vistazo sea algo más alegre.

No tengo muy claro que cuanto más tiempo vivas en una ciudad más la conozcas... creo que depende a lo que te dediques. Lo que yo he sacado en claro estos útimos días llenos de visitas, es que hay que ponerse a ello. Cuando viene gente a verte y a darse una vuelta es un momento inmejorable para ver esa galería de arte que te interesa tanto pero a la que los domingos, cuando estás en la cama o entretenido con el ordenador en pijama, te da tanta pereza ir, para pasearte por las callejuelas y rincones mirando por fin en la guía de tu visita qué es ese edificio por el que has pasado millones de veces y todavía no te has acordado de mirar en internet que leches es, o para preguntarle a tu amiga dónde estaba esa tienda de ropa al peso tan chula y pintoresca que te dijo que habia y que tú siempre habias pensado que tenias que ir (porque a la que fuiste en tu primer intento te salió bastante rana).
Y no sólo para eso, sino también para pensar en la ciudad, en su carácter, la historia de su vida, sus costumbres... y en Berlín precisamente, hay mucho en lo que reflexionar.
No sólo por a historia que todo el mundo conoce, que ya es mucho: Filosofía, Ciencia, Guerra, Nazis, Muro, División, Comunismo, Arte... sino porque hace ya 19 años de la caida del muro y la reunificación alemana y se sigue notando que fueron dos paises, en lo diferentes que son los alemanes de un lado y del otro, en la economía del pais entero, en su modo de vivir...
Es una ciudad de contarstes, ultramoderna, a la vanguardia de todo, y al mismo tiempo bohemia, artística, antigua, dónde se mezclan edificios en los que todavía se pueden ver los agujeros de los cañonazos, los bloques de pisos comunistas de cemento que parecen cajas de zapatos con mil ventanitas y los super rascacielos megamodernos. Cómo lei en alguna parte, "la gente cambió los cochecilos de hojalata "Trabis" por los super Mercedes, la opresión diaria por las posibilidades infinitas de fiesta, el cemento del Muro por el cristal futurista", y ha pasado en tan poco tiempo, que al final se tiene que notar...
En qué ciudad puedes hacer cosas tan curiosas cómo quedar por la tarde en medio de una calle con un grupo de gente que no conoces, que esquivando a la policía te lleven a una fábrica abandonada, en la que tienes que entrar saltando por la ventana, bajar unas escaleras de caracol en semioscuridad, subir otras llenas de velitas para llegar a una sala en la que te dan toda la cerveza que quieras y algo de picar y te sientan a ver una peli, un clásico en banco y negro, y todo por sólo 5€. De este tipo de cosas hay mil, es una ciudad siempre viva, en la que la gente se mueve, hace cosas, organiza de todo, en la que hay gente de lo más interesante, y al mismo tiempo es tan normal, tan normal... que parece raro. Cómo puede la gente que viene sentirse cómo en casa en un sitio que es realmente diferente?

Bueno,voy a bajar de la nube de abstracción reflexiva en la que me encuentro porque veo que cómo siga por quí mataré a alguien de aburrimiento. Os dejo con unas fotillos de mis visitas ;)


Almu & Sergio y su visita japonesa fugaz cual rayo...por dios que pateada...


La primi, que ahora mismo está sobando en mi cama tras un fin de semana de juerga sin fin, la tia golfa a llegado a casa a las 12:30 de la mañana y sus amigos todavía se iban a otro garito... yo sin embargo he dormido 5 horillas y me he levantado pronto para ir con Marcel a ver la media maratón en la que corria una amigo.

Este finde me está gustando.

1 comentario:

Álvaro dijo...

ay, me ha puesto los dientes largos! me tengo q poner el billete