miércoles, febrero 13, 2008

Mi verano en casa

Debería hacer tres entradas separadas para contar todo lo que me ronda por la cabeza en estos momentos...
lo dejaré para otro momento...

Lo que ahora quiero compartir es que hoy hace un año que Sebastian y yo somos algo más que amigos con derecho a roce, aunque nos conociamos desde hace más tiempo, tal día como hoy empezamos a vernos y hablar todos los días, tal día como hoy del año pasado fui a buscarle al aeropuerto de Madrid Barajas, salió el primero cómo siempre sonriendo de oreja a oreja, ahora entiendo a mi madre cuando me dice que cuando sonrio se ilumina el mundo, cuando él sonrie me parece que el sol brilla con más fuerza y que el mundo es un sitio mejor, él es cómo las tardes de verano en la playa, cómo cuando el viento fresco te da en las mejillas en una excusión por la montaña, él es cómo el café tranquilito que te tomas con un amigo después de comer, es cómo los domingos de brunch en el tejado de Naza, él es cómo un paseo en primavera por el retiro, él es cómo los desayunos con sobremesa con todo el mundo de los campamentos de verano, él es cómo las mañanas en las escaleras del balcón de maniños cuándo todavía nadie se ha levantado mirando el mar y disfrutando del olor a tierra mojada, él es lo que me gusta...

2 comentarios:

tcb dijo...

Enhorabuena filliña. Es cierto, la sonrisa y los ojos de Sebastian son especialmente alegres y luminosos, su mirada, muy limpia. Su estar y buenhacer contribuyen a tomarle cariño.
Felicidades y bicos a los dos. Mum.

Unknown dijo...

Y que sean muuuuuuuuchos más